En defensa de la tecnología y la sociedad humana

Es innegable que como humanos, estamos ligados naturalmente al uso de herramientas. Al contrario de lo que piensan o creen algunos, principalmente por cuestiones ideológicas personales y no por el uso de la observación, esta no es una condición impuesta por la sociedad o la cultura. Desde temprana edad el ser humano se presenta en la forma de un torpe experimentador: toca, mira, saborea, mueve, empuja, tira y golpea todo lo que tiene a su mano. Y lo que se encuentra más lejos de su alcance, pronto aprende a alcanzar. Tal es asi que esa curiosidad puede resultar fatal sin la presencia de un adulto. Nuestro amor por las herramientas y por su practicidad es innato, no es cultural.

Cabe entonces hacer una pregunta que se hace con lamentable infrecuencia: ¿el hombre inventó la herramienta o la herramienta inventó al hombre?

Muchos animales, usan herramientas, esta no es únicamente una característica humana. El nido de un pájaro podría ser considerado una herramienta. Muchos pájaros también usan rocas para romper huevos o palitos para juntar insectos. Este uso de las herramientas y las técnicas para utilizarlas es lo que llamamos Tecnología. Hoy en día vivimos inundados por ella. Todos los elementos que usamos a diario están infundidos con cientos de miles de año de conocimiento acumulado sobre cómo hacer. Un celular, por ejemplo, combina nuestras habilidades metalúrgicas, el control de la electricidad, la matemática, la lógica, las técnicas de extracción y refinamiento de petróleo, la manipulación de sustancias transparentes y/o reflectivas, el almacenamiento de energía, la creación y detección de ondas electromagnéticas, la codificación de información, etc.

Mucho se escribe hoy sobre la tecnología, principalmente desde un enfoque negativo, con una postura de sorpresa ante los cambios que esta tiene sobre nuestra sociedad, sorpresa que puede existir únicamente si se tiene una profunda ignorancia de nuestra historia como especie. ¿Qué terribles y apocalípticos textos hubiesen escrito entonces estos autores, de haber presenciado la revolución tecnológica más trascendental de toda la historia humana: el dominio del fuego? Asi es, a pesar de lo que una vasta cantidad de columnistas nos quiere hacer creer, la era de la internet y de las comunicaciones no ha producido el cambio más radical de nuestra historia. La internet y los celulares han cambiado la forma en la que nos comunicamos. Los cambios que ha experimentado la sociedad a lo largo de todo el siglo XX y lo que va de este no le llegan ni a los talones del cambio que trajo el fuego. El fuego, convirtió a un primate en un ser humano.



Forjado en fuego

Al principio uno no se da cuenta, pero la capacidad de controlar al fuego es, para un animal primitivo, algo muy cercano a una máquina del tiempo.

¿Coincidencia?

El fuego tiene la capacidad de extender las horas útiles del día enormemente. No me refiero únicamente a su capacidad de iluminar, que no es un factor menor. Me refiero también a la capacidad de cocinar la comida.

Antes de controlar el fuego el tiempo que teníamos disponible para nuestras actividades era esa franja entre la salida y la puesta del sol. Entre esos dos eventos había que hacer todo aquello que es indispensable para que la especie siguiera con vida: conseguir alimentos, asegurar un refugio, defenderse de los depredadores, construir herramientas, alimentar y educar a los jóvenes. El tiempo para otras actividades, como por ejemplo, desarrollar un lenguaje o construir instrumentos musicales era escaso por no decir inexistente. El fuego cambia todo esto. Ahora el día dura 24hs. No solo eso, si no que el fuego nos permite cocinar la carne, lo que alarga su vida y reduce la transmisión de enfermedades. Es decir, el fuego alarga los días, reduce el tiempo de las actividades básicas para la supervivencia y aumenta la expectativa de vida. El fuego nos dio el tiempo que necesitábamos para desarrollarnos.

Si el fuego nos cambió tan profundamente para el bien, ¿por qué hay tanta aversión a la tecnología? ¿Por qué ese miedo? La respuesta simple es que el miedo no es a la tecnología, si no al cambio mismo. Es miedo a la incertidumbre generada, no al crecimiento de las redes sociales.



La naturaleza humana

La idea de que la tecnología produce cambios radicales en la sociedad humana no es nueva, y el miedo a estos cambios, tampoco lo es. Lo que sí es nuevo, es pensar que uno es el primero en darse cuenta de esto. ¡El ser humano no puede vivir sin tecnología, porque su capacidad de desarrollar y controlar la tecnología es una de sus características principales como humano! La idea de que hoy vivimos “aislados de la naturaleza” tiene validez si la aplicamos a la naturaleza externa, si nos estamos refiriendo a que vivimos lejos de otros animales y de las plantas, pero no si nos referimos (y muchos lo hacen) a nuestra propia naturaleza. La sociedad en la que vivimos, la sociedad humana, es producto íntimo de nuestros impulsos naturales. Encuentro profundamente equivocada y antihumana la idea de que nuestra terrible capacidad de poblar el planeta es de alguna manera producto de algo siniestro. Pero, veamos otros animales y como ellos viven en armonía con la naturaleza y con las otras especies:

Deforestación via antílope

El zorro no esta ahi para amigarse con los patos (blancos) del fondo

Supongo que las hormigas están con los mismos problemas que nosotros. Si pudieran hablar, quizás nos contarían sobre como su sociedad destruye el ecosistema a su alrededor, sobre las pobres condiciones laborales y lo sobre-trabajadas que están. En el hormiguero, nada más que hormigas. Que terribles, las hormigas, tan reacias a incluir abejas en sus guaridas. También los monos nos contarían sobre lo tristes que están viviendo solos, comunicándose únicamente con individuos de su propia especie.

Salvo quizás la especie más adorable del planeta, el perro, el deseo de rodearse de seres de otras especies es algo extrañamente humano y moderno. Destinamos grandes áreas con ese único propósito en mente. Reservas naturales, zoológicos y acuarios. Incluso hay algunos que tienen mascota, o dejan comida a los pájaros. Somos el único animal que comparte tanta comida y que gasta tanto tiempo en asegurar el bienestar de otras especies.

Si, vivimos aislados de “la naturaleza” en nuestra megaciudades, ¿pero que otro animal no lo hace? Los casos de animales relacionándose amigablemente con otros de otra especie son poquísimos. De hecho, la razón número uno por la cual un animal quiere acercarse a otro es siempre la misma: comida. Los parásitos y los depredadores son los más amigables de hecho.
Lamentablemente, existe la idea de que esto está mal. Está mal que no vivamos en el medio de un bosque, aunque si viviéramos en un bosque le daríamos un flechazo a cualquier mono que se atreva a entrar a nuestro territorio a robar manzanas. Así es, lo correcto, aparentemente, sería vivir en el medio de la jungla con la idea de que si amamos a la naturaleza lo suficiente, ella nos amará de vuelta. Peor a pesar de la persistencia de estas ideas, conozco pocos amantes de “lo natural” que disfrutarían estar rodeados de ciempiés, de abejas o de leones. No, la vasta mayoría ama la naturaleza, pero tiene que ser la naturaleza sin mosquitos, sin perros salvajes al acecho y con las vacas lo suficientemente cerca para la leche pero lo suficientemente lejos para asegurar la comodidad de nuestras fosas nasales. Naturaleza, pero sin frio ni calor, templado digamos. Con agua cristalina, sin cangrejos… o con cangrejos, pero los ricos, no los feos. Con suficientes pescados para comer y mirar, pero no tantos que atraigan tiburones. Delfines siempre, eso si.

Nuestra sociedad no está podrida ni nuestra humanidad abandonada. Si eso es lo que vemos, es quizás porque somos tan humanos, tan apartados de la naturaleza y del resto de los animales, que somos los únicos seres vivos capaces de confundir su propio éxito con el fracaso. Fuimos tan efectivos en desarrollar herramientas y tecnologías para conseguir comida y construir refugios, que nos dimos a nosotros mismos el regalo del tiempo, y con ese tiempo, aprendimos, nos comunicamos, inventamos cosas como el deporte, la música, la literatura y el “no hacer nada”. Y ahora, cuando tenemos más tiempo para compartir ideas y para pensar que nunca antes en la historia, nos miramos y nos criticamos por tenerlo, por haber ganado, por haber sido tan efectivos. Si quieren contacto con la naturaleza, vayan, hagan lo que quieran: tienen el tiempo para hacerlo, al contrario de aquella naturaleza que van a visitar. El antílope no tiene vacaciones de ser perseguido por los lobos como para ir a ver en que andan los elefantes. Disfrútenlo, son el único animal que tiene ese lujo, pero no lo hagan por culpa, no se crean el mito, esa mentira de que han metido la pata, de que traicionaron a la madre naturaleza. La madre naturaleza es más la violenta golpeadora que se las ingenia para matarlos que la que se preocupa por que lleven su abrigo. No hace falta que me crean: ella ha sido tan efectiva que aniquiló al 99,9% de todas las especies que llegó a crear.

Está bien que nos demos cuenta de que podemos hacer las cosas mejor, que monitoreemos nuestro impacto, que lo midamos y lo tratemos de reducir, pero no piensen que somos los únicos. Hay fuerzas mucho más destructivas que nosotos, y todas son igual de «naturales». El volcán de cúspide nevada es muy lindo hasta que explota, y los pájaros son muy lindos hasta que son plaga. Lo que no nos gusta son los extremos. Mucho de algo o muy poco no nos viene bien, pero lamentablemente, el mundo es así. Hace 200.000 años había muy pocos humanos y demasiados tigres. Hoy, quizas demasiados humanos y pocos tigres. ¿Mañana? Mi punto es que no odien, ni camuflen, ni mientan para ocultar la verdad, pensando que somos algo que no somos, y que el mundo es una fantasía donde los caballos hablan y todos se llevan bien. El ser humano es humano, es natural, y por lo tanto, fallido y mortal, y como todo lo demas, debe matar o morir. Su única diferencia es que se puede dar el lujo de pensar como lo va a hacer, y de tratar de minimizar su impacto sobre el mundo, pero esta perspectiva tiene que estar en este contexto, un contexto que tenga en cuenta la realidad, y no la fantasía.



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10 Responses to En defensa de la tecnología y la sociedad humana

  1. MC dice:

    Blogger… Te felicito por tu postura. Opino igual que vos, somos varios… Te dejo el comentario de otro que piensa como nosotros: George Carlin (muy gracioso, ademas)

  2. Berenjena Urbino dice:

    Nuestra humanidad avanza, cada día más rápido, y con ella se pierde cada vez un pedazo de nuestra «nave», la tecnología nos ayuda e impulsa, la ciencia, que es gratuita y compartida nos da nuevas bases. Nuestro conocimiento crece en forma exponencial, se duplica a tasas que antes nos era imposible imaginar, todo esto para que intentes justificar nuestra estupidez. He leido casi todos tus planteamientos y nunca encontré uno tan poco razonable como el que has expuesto anteriormente, se supone que nosotros superamos las exigencias de la lucha por la supervivencia de la especie, se supone que nosotros estamos buscando nuestra salida para evitar la extinción (en quizá unos 10.000 años o quizá pasado mañana). Nuestra evolución implica un respeto por el resto de las especies, no una justificación para acabar con ellas. Podemos pensar como matar, y a quienes matar, pero en el afán de hacerlo podemos cometer un error y terminar con nuestra propia especie, somos tan «evolucionados» que involucionamos… ¿Con qué especie comenzaremos?, las abejas, esos insectos malditos que nos pican, y que su sola desaparición implica la nuestra; sigamos con los osos polares que cuando desaparezcan nos habremos dado cuenta que el efecto humano sobre el clima fue tan grande e irreversible que ya nos queda poco de futuro.
    Amo la tecnología, pero por sobre todo amo este planeta y a cada una de sus especies porque cada una de ellas es necesaria e imprescindible para nuestra supervivencia, es muy poco probable que estuviésemos adaptados para vivir en el jurásico, así como es muy poco probable que sobrevivamos a condiciones distintas a las que habitamos en este momento. Es cierto que somos tremendamente adaptables, pero también es cierto que somos muy frágiles como para jugar a la ruleta rusa con nuestro planeta… Por último, somos seres pensantes como dices, y podemos minimizar el impacto que provocamos, pero hasta ahora hemos seguido un camino distinto y no veo luces de que esto vaya a cambiar.

  3. parlo dice:

    Buenísima entrada, comparto la visión no apocalíptica sobre los efectos de la sociedad humana y su comportamiento sobre la naturaleza, todo se magnifica y hay detrás de esa visión apocalíptica un interés económico muy grande. Se genera en el inconsciente colectivo la necesidad de encarar causas «nobles» y aceptadas por la mayor parte de la sociedad y se destinan exorbitantes cifras presupuestarias sin demasiadas auditorias, total son causas nobles. Esto es viejo, práctica conocida. Por otro lado, hay una notable tendencia basada en la soberbia propia que tenemos de pensar que somos capaces de destruir todo, todo lo que nos rodea…en realidad, malas decisiones solo ocasionarán quizás la extinción de nuestra especie, pero, el planeta y la «Naturaleza» seguirán existiendo por mucho tiempo mas, nosotros solo la podemos hacer «enojar».

    Saludos.

  4. jimmy dice:

    Esta bueno el articulo pero no entiendo que es eso de «el miedo a la tecnologia». Yo nunca vi algo asi. Lo que si genera rechazo es, por ejemplo, cuando se comtaminan rios, talan bosques o selvas enteras, etc… Pero eso son cosas que no pueden justificarse diciendo «el hombre naturalmente es asi».
    Yo lo que critico es la ciencia avanza mas rapido, de lo que avanza la etica profesional. Hay cosas que se hacen en nombre de la ciencia que son bastante terribles. Hace 50 años los nazis esperimentaban con personas (por ejemplo) y terminaron haciendo desastres. Hoy se estan haciendo cosas peores y la sociedad científica las avala completamente.

    • parlo dice:

      Eso no es culpa de la Ciencia, ésta adquiere persigue y adquiere el conocimiento, nosotros como sociedad debemos decidir que hacemos con el mismo de la misma manera que debemos decidir nuestros representantes, si nos equivocamos en una cosa tambien lo hacemos en la otra. Saludos.

      • jimmy dice:

        «nosotros como sociedad debemos decidir que hacemos con el mismo de la misma manera que debemos decidir nuestros representantes»

        Y asi estamos…

  5. Diana dice:

    El humano es la especie más avanzada de la tierra, estoy de acuerdo, sin embargo, creo que olvidamos que somos una especie más. Los animales dependen de otros animales, matan y sobrevive el más fuerte, pero ellos matan para comer, para sobrevivir y mantener su especie. Nosotros nos sentimos demasiado superiores; matamos porque nos sentimos con todo el derecho del mundo, matamos porque queremos tener un abrigo de piel de lujo, o deforestamos bosques para hacer el papel que se desperdicia sobremanera. Somos demasiado egoistas para siquiera pensar en regularnos para matener el equilibrio que se perdió hace un tiempo gracias a nosotros.

    Pero eso no es todo. No basta con «dominar» y destruir a la naturaleza, nuestro ego humano llego a tal grado que incluso nos destruimos a nosotros mismos sin darnos cuenta. Lo que pasará es que destruiremos al mundo o a nosotros mismos, con las consecuencias de nuestra inconciencia, con otra guerra atómica o una enfermedad incurable.

    Yo creo que si «metimos la pata» desde hace un buen tiempo.

  6. Filosozen dice:

    Nos puede la soberbia…

    Nos creemos la punta de lanza de la evolución, la esencia final de eones de errores y aciertos genéticos, sin pensar que a lo mejor solamente somos un peldaño más de una escalera que no va a ninguna parte. En este sentido los tiburones o las hormigas ya han demostrado con creces su validez para perdurar, mientras que nosotros solo hemos iniciado nuestra andadura. Claro, que con un poco de suerte los escualos de esta no se salvan y con las hormigas será más difícil.

    Nuestro ascenso ha sido vertiginoso, y la extinción de gran parte de la vida natural tal y como la conocemos es el pago que ha de efectuar nuestra madre para impulsar el crecimiento de uno de sus hijos: el ser humano.

    La vida se abre paso siempre. Hay líquenes que crecen solamente un día al año en el Himalaya (el único día que hace sol) y vida marina florece a 11.000 metros de profundidad en unas condiciones que con nuestra tecnología apenas conseguimos solventar. Como el resto de los seres vivos, tendemos a ocupar el máximo espacio del que disponemos, y para conseguirlo sin tener que pasar por mutaciones ni alterar nuestra genética, hemos desarrollado todo un compendio de conocimientos que nos permiten ir rascando poco a poco esos límites.

    Es curioso… tanto que hemos construido en tan poco tiempo, pero a la hora de colonizar otro planeta, un puñado de barro de cualquiera de nuestras ciénagas conseguiría rápidamente unos resultados espectaculares, ya sabéis, un poco energía y tiempo y Voila!, ya tenemos una réplica de nuestro mundo natural con millones de especies creciendo en competencia.

    Aun así, nos imaginamos que colonizamos las estrellas en nuestras naves espaciales y llevamos la tecnología a rincones nunca explorados. Nosotros, los Dioses.

    Un tirachinas gigante tiene actualmente más posibilidades de llevar la vida al espacio que nosotros con nuestro sueño de abejas polinizando flores, mientras todavía están construyendo sus alas.

    Yo no necesito alas… solo quiero que mis hijos me consuman hasta las cenizas para conseguir el impulso necesario hacia otro nivel. Si fuera la madre naturaleza, le diría al ser humano: «Pisa fuerte hijo mío, salta y no mires atrás, a ver si hay suerte».

  7. roberto dice:

    Muy buen articulo de acuerdo en un todo

  8. Pniao dice:

    Totalmente de acuerdo con esta entrada. Siempre he dicho que, si en tiempos prehistóricos, vivíamos tan «en armonía con la Naturaleza» ¿Por qué empezamos a desarrollar tecnología? Si no hubiera habido una necesidad por inventar, mejorar, explorar y sobrevivir que nos impulsara a movernos, ahora seguiríamos probablemente en las cavernas.
    Y, como bien dices, hemos tenido tanto éxito que nos podemos permitir el lujo de tener tiempo, de «no hacer nada». Y estoy viendo que ese no hacer nada sí se está convirtiendo en un problema para la Humanidad. Ahora uno puede permitirse el lujo de vivir en mundos de fantasía y, al mirar atrás, decir: «yo lo hubiera hecho todo mucho mejor». Y no sólo eso, ese no hacer nada, esa comodidad, nos vuelve en extremo complacientes y hedonistas. Cada vez es mayor el número de cosas que, si antes eran «lo normal en la vida», ahora son «síndromes», «sucesos traumáticos» y se pretenden evitar.
    Y, una vez más, como tú dices, somos el único animal que se puede permitir el lujo de confundir el éxito con el fracaso. Quizás no lo parezca ahora, pero un gran problema social al que nos enfrentamos es que el éxito logrado por nuestros ancestros por sobrevivir y tener bienestar, ha sido tan enorme que los que ahora somos y los que serán no necesitan hacer nada más que seguir la inercia de dicho éxito. Y eso es malo porque el que nunca ha carecido no conoce el valor real de lo que tiene y además se vuelve blando, frágil, pues es educado para no tener que esforzarse por conseguir nada, ya que otros lo hicieron por esa persona, antes.

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